Güeros
Güero: 1. Término mexicano para
referirse a aquellas personas de cabellos rubios o tez clara. Partiendo de esta acepción, el director Alonso Ruizpalacios ha logrado con su
primera película, Güeros,
precisamente eso, resaltar por encima de la ingente propuesta audiovisual con
una especie de road movie inspirada
en una etapa decisiva de su juventud.
Con el telón de fondo de una
huelga universitaria, que tuvo gran repercusión mediática en los años 90 en Ciudad
de México, “Sombra” (Tenoch Huerta) y
Santos (Leonardo Ortiz Gris) son dos universitarios que viven en la más
absoluta apatía. Todo cambia cuando Tomás
(Sebastián Aguirre), el hermano preadolescente de “Sombra” se traslada a
vivir con ellos. Lo que se encuentra es
un acuario de aguas estancas en cuyo interior nadan sin rumbo estos dos
jóvenes, mientras su presente y su futuro se desliza ante ellos sin atender
a sus derechos y obligaciones.
La voz desgarrada de un cantante
olvidado, llamado Epigmenio Cruz,
que Tomás escucha en una vieja cinta de casete en recuerdo de su padre
fallecido activa ese resorte paterno-filial en “Sombra” y devuelve la conciencia a estos chicos aletargados empujándoles a salir
de nuevo al mundo. El motivo es que Epigmenio se está muriendo y por ello
deciden emprender un viaje para buscarlo antes de que sea demasiado tarde. En el camino recogen a Ana (Ilsa Salas), la otra voz – radiofónica, rebelde y comprometida – de la película, una chica implicada en
la huelga y que sin embargo no es respetada ni encuentra su sitio en ella.
Esta sensación de peces fuera del agua une a los cuatro jóvenes y en la excursión física por el Mexico
de aquellos años todos ellos realizan
al mismo tiempo un trayecto
introspectivo con paradas en el idealismo, el descubrimiento, el miedo, la
rebeldía, la lealtad, la amistad, el amor… Para ilustrarlo el director ofrece
una colección de planos dotados de gran
belleza e intencionalidad narrativa que quedan magnificados con una estupenda fotografía en blanco y negro,
reflejo de un relato que bebe del onirismo y de cierta nostalgia.
Así, a la acepción de Güeros
indicada al comienzo se puede añadir: 2. Término para referirse a un elemento que
destaca por su singularidad o rareza. Exactamente como los personajes de la
película, los cuales necesitan encontrarse y descubrirse en esa etapa de
crecimiento y salto definitivo hacia la madurez para terminar encajando en el
mundo y antes de que sus voces queden silenciadas sin que hayan podido
pronunciarse.
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