Poco a poco, otra cinematografía
danesa – muy lejos queda ya el manifiesto dogma - y otros nombres habituales como
el taciturno Lars Von Trier, se van abriendo hueco en nuestras carteleras. Pernille Fischer Christensen forma
parte de esa nueva hornada de directores procedentes de esas latitudes nórdicas que
ofrecen una narrativa contenida pero cargada de emociones. El cuarto filme de
la cineasta ‘Alguien a quien amar’,
aunque transita por caminos habituales
del drama familiar, logra un envoltorio renovado relleno de agradables
sutilezas.