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jueves, 14 de mayo de 2015

Estreno

Una nueva amiga

Para lograr un buen maquillaje se debe trabajar muy bien la base, iluminar determinadas zonas, aplicar sombra en otras y, si nos queremos poner sofisticados, resaltar un rasgo u otro con un toque de color. François Ozon ha logrado un resultado un tanto artificial en su último trabajo cinematográfico Una nueva amiga, adaptación libre de un relato corto de su venerada dramaturga Ruth Rendell, al que, como en cualquier maquillaje, el paso de las horas acaba por cuartear un poco. En cualquier caso, la película de Ozon no deja indiferente e impacta por el atrevimiento de su contenido. 




El retorcido cuento tiene como protagonista a Claire (Anaïs Demoustier), quien tras el fallecimiento de su mejor e idolatrada amiga Laura (Isild Le Besco), trata de superar el duelo haciéndose cargo de su viudo, Romain Durais (David) y de su ahijada. Lo que no espera en ese proceso es encontrarse con un secreto nada convencional que le devuelve a la vida y le ayudará a (re)conocerse. 

A partir de aquí Ozon coge los elementos habituales en su filmografía, como son su acercamiento sin prejuicios a la sexualidad, el (re)descubrimiento morboso de nuevas y desconocidas identidades en nuestro yo o la lapidación de la institución familiar burguesa. Aplica aquí y allá y deja al espectador a merced de un relato que transgrede a capricho los géneros cinematográficos, moviéndose entre el melodrama y la comedia con pinceladas de humor e ironía, y los géneros sexuales, jugando de forma constante con la ambigüedad identitaria.

El principal problema es que la delgada línea sobre la que se suele mover Ozon en su cine, entre lo creíble y lo que no, en Una nueva amiga cae muchas veces en el lado de lo inverosímil. A esto hay que sumar que la complejidad del tema que aborda hace muy difícil empatizar con unos personajes que, en todo caso, están muy bien defendidos por sus dos principales intérpretes: La poliédrica Anaïs Demoustier y Romain Duris que sorprende sin caer en la estridencia.

A pesar de estas “imperfecciones”, el relato posee los giros narrativos necesarios como para mantener el suspense hasta el final y, lejos del revestimiento aparentemente superfluo, la película invita a una lectura más profunda. Como en toda rutina del proceso de desmaquillarse vamos eliminando capas hasta llegar a la desnudez de la piel de la que partimos. Tras su visionado Una nueva amiga propone enfrentarnos, como lo hacen sus personajes, a ver el reflejo de lo que somos en realidad en nuestro ámbito privado y la imagen que estamos dispuestos a ofrecer a los demás en esa, siempre difícil, esfera pública.  


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