Drive
Una propuesta dicotómica de condena-redención, venganza-expiación, violencia-ternura es lo que se puede encontrar en el nuevo y visceral filme del danés Nicolas Winding Refn, director ganador en la pasada edición del Festival de Cannes por este título. Al volante de esta rareza fílmica se sitúa un sobresaliente Ryan Gosling, uno de los rostros a tener en cuenta en 2012. Y lo hace acompañado de pesos pesados como Albert Brooks, recientemente nominado a los Globos de Oro por su papel de Bernie Rose en el filme, una brillante Carey Mulligan y el carismático Ron Perlman.
Drive mira en el retrovisor al clásico film noir y al cine de acción de los años 70 y 80, pero explota al máximo los cánones del cine postmoderno, como la hipervisibilidad apologética de la violencia sin contemplaciones para con el espectador. Si bien los brotes violentos se manifiestan de forma esporádica, cuando lo hacen resultan brutales y dañinos para retina (y oídos). Pero Drive tiene un mérito y es que logra transmitir el pulso violento sin apenas acciones visibles, sólo se basta de las locuaces miradas de un magnífico reparto.