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sábado, 26 de noviembre de 2011

Premiere

Jane Eyre

Pese al renombre de su autora, Charlotte Brontë, y al peso de su gran obra (probablemente la más autobiográfica), al todavía poco conocido, aunque reconocido, Cary Fukunaga (Premio Sundance a la mejor dirección por Sin nombre, 2009) no le ha temblado el pulso llevar a la gran pantalla este clásico de la literatura de la era victoriana. Para ello ha contado con un gran equipo técnico y artístico, entre el que destaca su guionista, Moira Buffini (Tamara Drewe, 2010), que ha logrado hacer una loable adaptación del libro. El reparto tampoco se queda a la zaga. Los personajes del cuento gótico en papel cobran vida en los cuerpos de Mia Wasikowska, Michael Fassbender, Jamie Bell y Judy Dench. 


Esta nueva versión cinematográfica de Jane Eyre- y ya van unas cuantas -, resulta fresca y opresiva, apasionada y melancólica, como el alma de su protagonista. La joven Mia Wasikowska se enfrenta a un papel de altas miras interpretativas y consigue una madurez manifiesta al meterse en la piel de una mujer adelantada a su tiempo, dispuesta a escapar de los corsés de la época y a alzarse al vuelo para disfrutar su vida como realmente anhela.
 


La historia de Jane Eyre no es precisamente un camino de rosas. Huérfana, repudiada por su tía, despojada de sus derechos de heredera y sometida a una férrea educación encaminada a la sumisión femenina, Jane Eyre se refugia en el aislado feudo de Thornfield, como institutriz.  Allí conoce al impenetrable y sombrío amo, Edward Rochester, interpretado por un magnífico Michael Fassbender, quien desata en la joven sentimientos y miedos soterrados, en un escenario en el que la fantasía y la realidad se diluyen.

En esta historia con sabor a cuento, el paisaje se convierte en un elemento sintomático más de los personajes. La campiña inglesa sufre una continua metamorfosis: De lugar inhóspito e impenetrable, como metáfora de la coraza y soledad de sus personajes, pasa a la rebeldía de una naturaleza salvaje hasta llegar a la quietud y la calma a través de los ocres y verdes. A esto contribuye la magnífica fotografía de Adriano Goldman, que logra crear un lienzo en el que conviven perfectamente los óleos pastel con el claroscuro rembrandtiano. Y es que la iluminación a la luz de las velas posee una factura impecable y dota al filme de una atmósfera fantasmagórica y romántica.

El compositor Dario Marianelli (Orgullo y Prejuicio, Expiación) salpica los fotogramas de esta historia, ya de por sí con gran carga emocional, con melodías que refuerzan el dramatismo de las escenas. Su escala de notas resulta visceral, como las pasiones de los personajes protagonistas, y logra acompañar a Jane Eyre en la búsqueda de sí misma, más allá del horizonte físico y temporal. 



ESTRENO: 2 de diciembre

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