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viernes, 2 de octubre de 2015

Estreno

Lejos de los hombres 

Las palabras que escribiera uno de los pensadores más importantes del siglo XX, el franco-argelino Albert Camus en su ensayo El huésped, adquieren hoy una gran relevancia en un mundo sin fronteras marcado por la gravedad del continuo tráfico de seres humanos arrancados de sus raíces por conflictos bélicos. Parece que el director francés David Oelhoffen supo ver en este breve texto de su compatriota un paralelismo con los terribles acontecimientos con los que nos levantamos cada día al ver el telediario. Lejos de los hombres viene a ser una libre adaptación de ese texto de Camus y es un excelente ejercicio de reflexión humanista.



El filme ha recorrido varios festivales entre ellos el Festival de Cine Francés que tuvo lugar en Madrid el pasado mes de junio al que acudieron el director de la cinta, el actor protagonista y co-productor Viggo Mortensen y la intérprete española Ángela Molina, que cuenta con un breve papel. Lejos de los hombres remite necesariamente al género western por los códigos que emplea, pero lo hace con una clara identidad europea. Los vastos parajes desérticos de Argelia, su situación político-social postcolonial y dos personajes apátridas son los elementos de los que se vale este relato para narrar una dura “odisea quijotesca”.

Daru (Viggo Mortensen) ejerce como profesor en una escuela situada en medio de las montañas, el necesario y merecido refugio tras haber vivido años de violencia en la guerra franco-argelina y desde donde transmite sus firmes convicciones morales. Sin embargo, esta paz se ve alterada cuando las milicias francesas, enfrentadas a los “rebeldes” argelinos a favor de la liberación colonial, encargan a este reconvertido maestro la tarea de llevar a Mohamed (Reda Kateb), un preso común para que sea juzgado por la ley occidental y no la tribal, que busca su muerte inmediata.

A partir de aquí el personaje de Mortensen se ve obligado por las circunstancias a tener que “cargar” con el reo en un camino en el que el aprendizaje será mutuo y el concepto de fraternidad, amistad y lealtad afloran de manera significativa. Daru y Mohamed son la cara de dos formas de ver el mundo y de entender la ley y la justicia y sin embargo, ambos son capaces de encontrar puntos en común, vías de entendimiento que van más allá de lo dictado por las palabras de los hombres y el sinsentido de algunos de sus actos.

Lejos de los hombres se antoja pues como un filme necesario y reflexivo que pone de manifiesto la sorprendente vigencia de un texto con poso filosófico, humanista y existencial que Camus escribió en los años 50. El mérito de Oelhoffen es el de haber convertido este breve pero rico texto en una magnífica plasmación del concepto de convivencia y comprensión entre culturas así como en hacer recaer el peso del relato en dos actores – brillantes – parcos en palabras pero locuaces en miradas y gestos que en su peregrinaje buscan un lugar justo, una justicia entendida en el sentido más universal del término: La paz con uno mismo.


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