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martes, 12 de febrero de 2013

Las ventajas de ser un marginado

El debut en la dirección de Stephen Chbosky es un rara avis en estos tiempos de exhibicionismo emocional a golpe de tuit. Las ventajas de ser un marginado – basada en la novela homónima de 1999 del propio Chbosky -  reivindica un torbellino de sensaciones analógicas (canciones grabadas en cintas de casete, cartas escritas a mano, melodías imposibles de shazamar…) experimentado por un grupo de outsiders del sistema estudiantil a comienzos de los años 90. Los equívocos amorosos, las conflictivas relaciones familiares, las lecciones académicas y humanas de un profesor y, por encima de todo, la amistad, vertebran un relato simple, que no simplista.



Chbosky, que no realiza grandes virguerías narrativas pero se vale de esa imperante estética nostálgica pro indie, logra que la historia de Charlie (Logan Lerman), un tímido adolescente que debe enfrentarse a su primer año de instituto, fluya con naturalidad y se sustente sobre la solvencia de un elenco de jóvenes actores que empieza a crecer en la gran pantalla: Este es el caso de Emma Watson, la eterna Hermione de la saga Harry Potter y Ezra Miller, el inquietante hijo en la película Tenemos que hablar de Kevin.

A aquella generación que ha crecido con referentes audiovisuales como Aquellos maravillosos años o Freaks and Geeks, Las ventajas de ser un marginado le generará cierto déjà vu. Y aunque lejos de equipararse a otros títulos cinéfilos que abordan asimismo los años mozos (véase El Club de los Poetas Muertos) el debutante en la dirección asesta un golpe de gracia capaz de desestabilizar el aura de aparente inocencia del metraje. Existen bosques frondosos tras tanto árbol aislado. 




1 comentario:

  1. Nunca me he alegrado tanto de encontrar de nuevo las palabras de alguien.

    Supongo que todos tenemos películas que hablan de nuestra generación y que cuando nos expresamos, va un barniz de sentimiento personal.

    En todo caso y como siempre, aunque reconocido por mi muchas menos veces de las sentidas, es un lujo leerte.

    Un beso

    Nacho

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